Viernes, 7 de marzo del 2014.
El grupo de telecomunicaciones británico Vodafone
ha alcanzado un acuerdo preliminar con algunos de los accionistas de
referencia de Ono para la compra del operador de
cable español, según fuentes del mercado. La firma británica
iniciará este fin de semana un proceso de due diligence y, de forma
previsible, la semana que viene antes de la celebración de la junta
de accionistas de Ono, prevista para el 13 de marzo, presentará una
nueva oferta por el grupo español.
En cuanto al precio, las fuentes han matizado que cualquier oferta
razonable de Vodafone por la operadora de cable debería ser superior
a los 7.000 millones de euros, ya que este es el
valor de la compañía más su deuda, que asciende a unos 3.300
millones de euros.
Hasta el momento las conversaciones se han llevado a cabo entre
Vodafone y los accionistas de Ono sin que llegará al consejo de la
cablera. Así, en la última reunión del máximo órgano ejecutivo
de Ono ni se presentó ni se discutió ninguna propuesta de compra.
Si Vodafone lanza una nueva oferta, ésta debe ser vinculante y ser
formulada antes del 13 de marzo, y los accionistas deberán elegir
entre la venta o seguir con la salida a bolsa.
Fuentes de Vodafone y Ono declinaron hacer ayer comentarios.
Opinión personal:
Hoy, día 27 de noviembre de 2014, el
acuerdo ya está cerrado, y no me hallo muy conforme con ello puesto
que supone la desaparición de una de las formas jurídicas, la
española. Además de tener empresas extranjeras en nuestro país,
debemos tener las nuestras propias, y realizando procedimientos como
éste, no facilitamos que las haya.
Asimismo, se favorece a la posible
creación de un monopolio de redes en España, cosa que no encuentro
positiva puesto que Internet, telefonía móvil y o telefonía fija
son o se están convirtiendo en necesidades básicas debido a la
evolución social. Si finalmente se llegase a crear dicho monopolio
estaríamos a su merced, ya que estamos acostumbrados y muy
estrechamente relacionados con los servicios que podrían ofrecernos.
Aunque claro está, que las condiciones las fijarían ellos y no
mirarían mucho por su clientes puesto que no tendrían competencia o
ésta sería mínima, siendo la única solución prescindir de los
servicios (cosa que sería relamente difícil para la mayoría de las personas) o aguantar y aceptar las condiciones que ellos impondrían.
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